Pautas para la intervención con menores inmigrantes Como premisa importante en el estudio de intervención con menores se deberían aclarar algunos términos. Las clases y espacios escolares están llamados a ser ámbitos interculturales donde fluya un intercambio de sentimientos, modos de pensar y matices culturales.
Sería un gran error pedir al niño inmigrante que asuma de forma inmediata la cultura donde llega. Los niños al dejar sus países de origen no sólo dejan parte de sus familias sino también dejan a sus amigos del barrio y del colegio, paisajes de apego y cercanía, un aire que les recuerda su infancia, hábitos de juegos diferentes, formas distintas de llamar a las mismas cosas. Por todo esto, su proceso de integración se hace más complejo.
En relación con el alumnado inmigrante, es un factor importante él tratarle como un alumno más con unas circunstancias personales, sociales y/o culturales puntuales y no necesariamente determinantes, a los que hay que ofrecer unplan de acogidaque recoja actuaciones dirigidas a la integración del menor en cada uno de los espacios propios de su edad.
Los tres espacios fundamentales donde están llamados a integrarse plenamente los menores y que hay que acompañar desde la comunidad educativa son los siguientes:
1. El sistema educativo: Atendiendo al sistema educativo, destacar, en primer término, que ningún sistema educativo es igual, cada uno difiere del otro. Además, en segundo lugar, ningún plan temático, ni su carga horaria es la misma. Esto afecta directamente al menor y se cometería un gran error al intentar que el menor inmigrante asumiese dicho cambios nada más incorporarse a las aulas españolas. Por tanto, se propone que se desarrolle en cada colegio o instituto un plan extraescolar, adaptable y flexible que le permita al educando asumir estos retos.
2. El nivel social y cultural: En el nivel social y cultural los menores deben conocer sus derechos y obligaciones: las formas, comportamientos, gestos, poses, acciones, etc., admitidos tanto en los lugares comunes como individuales. Deben ser capaces de romper las barreras propias de los guetos y relacionarse con menores de su misma edad en igualdad de condiciones. Con estas metas estaríamos facilitando el proceso de integración socio-cultural de los menores inmigrantes.
3. En las familias: Hay que destacar en esta parte que los patrones de familia de los inmigrantes que llegan a España son diferentes. Por tanto, necesitan tiempo para re-adaptar estos patrones al modelo de familia española. Destacar también el hecho de que en ocasiones después de que la madre lleva varios años en España logra reagrupar a la familia, traer a su hijo. Este niño que llega ha estado varios años sin el amor maternal que tanto marca en la posteridad. Es posible incluso que estos menores se encuentren con que hay algún miembro nuevo en la familia (padrastro, hermano) a los que también se deben adaptar. Hay que tener en cuenta que en ocasiones, producto de la situación económica de los padres, estas familias se ven obligadas a vivir en situación de hacinamiento y esto trae consigo que los niños no tengan espacios de estudio. Un motivo más para valorar la necesidad de actividades extraescolares para aumentar su formación académica.
Todas estas circunstancias influyen enormemente en el menor y hay que saber acompañarlas desde el colegio, ya que incluso pueden ser causas de burlas entre sus compañeros. No podemos concluir la mención al espacio familiar sin la importancia de implicar a los padres en la formación y educación de nuestra futura generación.
En cuanto al profesorado y la comunidad educativa, deben mantener un proceso de reciclaje permanente para poder trabajar con el nuevo perfil de alumnado. Las direcciones de los colegios e institutos deben facilitar y dotar al profesorado de las herramientas personales y materiales que les ayuden no a "sobrevivir en el aula”, sino a saber reconocer y afrontar situaciones de racismo, xenofobia, bulling, etc. Nunca los educadores podemos hacer sentir a un alumno inmigrante que dificulta el ritmo de una clase sino que tenemos que ser capaces de descubrir sus potencialidades y ponerlas en función de la misma. A su vez, en los Centros Escolares deberían potenciarse horas lectivas en la que se hable de igualdad, de respeto, de solidaridad. Unas de las experiencias que destacaría es LA ESCUELA INTEGRADORA, proyecto de la Fundación Social Universidad de la Francisco de Vitoria y cuyo objetivo es la integración social y la prevención de posibles conductas de riesgo de los menores inmigrantes que estudian en los institutos de su zona de actuación. En horario fundamentalmente de tarde, se refuerza el aprendizaje de los menores mediante el apoyo escolar y se trabaja la interculturalidad, la educación en valores y habilidades sociales a través de talleres y dinámicas de grupo.
Sería un gran error pedir al niño inmigrante que asuma de forma inmediata la cultura donde llega. Los niños al dejar sus países de origen no sólo dejan parte de sus familias sino también dejan a sus amigos del barrio y del colegio, paisajes de apego y cercanía, un aire que les recuerda su infancia, hábitos de juegos diferentes, formas distintas de llamar a las mismas cosas. Por todo esto, su proceso de integración se hace más complejo.
En relación con el alumnado inmigrante, es un factor importante él tratarle como un alumno más con unas circunstancias personales, sociales y/o culturales puntuales y no necesariamente determinantes, a los que hay que ofrecer unplan de acogidaque recoja actuaciones dirigidas a la integración del menor en cada uno de los espacios propios de su edad.
Los tres espacios fundamentales donde están llamados a integrarse plenamente los menores y que hay que acompañar desde la comunidad educativa son los siguientes:
1. El sistema educativo: Atendiendo al sistema educativo, destacar, en primer término, que ningún sistema educativo es igual, cada uno difiere del otro. Además, en segundo lugar, ningún plan temático, ni su carga horaria es la misma. Esto afecta directamente al menor y se cometería un gran error al intentar que el menor inmigrante asumiese dicho cambios nada más incorporarse a las aulas españolas. Por tanto, se propone que se desarrolle en cada colegio o instituto un plan extraescolar, adaptable y flexible que le permita al educando asumir estos retos.
2. El nivel social y cultural: En el nivel social y cultural los menores deben conocer sus derechos y obligaciones: las formas, comportamientos, gestos, poses, acciones, etc., admitidos tanto en los lugares comunes como individuales. Deben ser capaces de romper las barreras propias de los guetos y relacionarse con menores de su misma edad en igualdad de condiciones. Con estas metas estaríamos facilitando el proceso de integración socio-cultural de los menores inmigrantes.
3. En las familias: Hay que destacar en esta parte que los patrones de familia de los inmigrantes que llegan a España son diferentes. Por tanto, necesitan tiempo para re-adaptar estos patrones al modelo de familia española. Destacar también el hecho de que en ocasiones después de que la madre lleva varios años en España logra reagrupar a la familia, traer a su hijo. Este niño que llega ha estado varios años sin el amor maternal que tanto marca en la posteridad. Es posible incluso que estos menores se encuentren con que hay algún miembro nuevo en la familia (padrastro, hermano) a los que también se deben adaptar. Hay que tener en cuenta que en ocasiones, producto de la situación económica de los padres, estas familias se ven obligadas a vivir en situación de hacinamiento y esto trae consigo que los niños no tengan espacios de estudio. Un motivo más para valorar la necesidad de actividades extraescolares para aumentar su formación académica.
Todas estas circunstancias influyen enormemente en el menor y hay que saber acompañarlas desde el colegio, ya que incluso pueden ser causas de burlas entre sus compañeros. No podemos concluir la mención al espacio familiar sin la importancia de implicar a los padres en la formación y educación de nuestra futura generación.
En cuanto al profesorado y la comunidad educativa, deben mantener un proceso de reciclaje permanente para poder trabajar con el nuevo perfil de alumnado. Las direcciones de los colegios e institutos deben facilitar y dotar al profesorado de las herramientas personales y materiales que les ayuden no a "sobrevivir en el aula”, sino a saber reconocer y afrontar situaciones de racismo, xenofobia, bulling, etc. Nunca los educadores podemos hacer sentir a un alumno inmigrante que dificulta el ritmo de una clase sino que tenemos que ser capaces de descubrir sus potencialidades y ponerlas en función de la misma. A su vez, en los Centros Escolares deberían potenciarse horas lectivas en la que se hable de igualdad, de respeto, de solidaridad. Unas de las experiencias que destacaría es LA ESCUELA INTEGRADORA, proyecto de la Fundación Social Universidad de la Francisco de Vitoria y cuyo objetivo es la integración social y la prevención de posibles conductas de riesgo de los menores inmigrantes que estudian en los institutos de su zona de actuación. En horario fundamentalmente de tarde, se refuerza el aprendizaje de los menores mediante el apoyo escolar y se trabaja la interculturalidad, la educación en valores y habilidades sociales a través de talleres y dinámicas de grupo.
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